Liétor Natural.-

 

     Desde los miradores y la reciente pasarela del Pilancón, situados a 100 m. sobre el valle del río Mundo, nos ofrece una espectacular vista del paisaje característico de la Sierra del Segura. La abundantes fuentes y sus manantiales riegan la rica huerta de origen andalusí.

 

     La suavidad del clima que nos ofrece el valle, permite la existencia de una variada flora predominando el pino, atocha, retama, enebro, encina y gran variedad de plantas medicinales, romero, tomillo, espliego, salvia, ajedrea, etc.

 

     Las garzas, nutrias, jabali, cabra montés, junto con el Águila Imperial, la Real y la Perdicera, cernícalos, lechuzas, zorzales, etc., en el río las truchas, la carpa y el barbo, son nuestra fauna de esta zona.

 

 

Presa del Azud

 

Como su nombre árabe indica, se trata de una presa sobre el río Mundo, en donde se refleja como un espejo ese agreste enclave de Liétor. Es un paraje que recomendamos para las primeras horas de la mañana, quizás se pueda entonces observar el majestuoso vuelo de alguna garza real o su actividad pescadora en las plácidas orillas del remanso.

 

Oír la caída tumultuosa de las aguas del mundo al salir del Azud o ver saltar las truchas corriente arriba para superar la amplia rampa del rebosadero, son un verdadero placer.

 

 

 

Peñascal de los Infiernos

 

Lugar agreste, de rocas ennegrecidas, con innumerables grietas que muestran la evidencia de un lejano cataclismo.

 

En una de sus covachas fue hallado en 1985 un impresionante ajuar árabe del s. X que ya nos referimos al hablar del museo parroquial.

 

A los pies del Peñascal discurre el río Mundo entre cañaverales, regando la fértil vega de Dita.

 

 

 

 

Ermita de Santa Bárbara y vega de Talubia

 

 

 

 

     Es un entorno de belleza singular. Sobre un montículo que se levanta en el centro del valle, está la ermita dedicada a la Santa Mártir abogada contra las tormentas. A sus pies, la presa a la que da nombre y que sirve también de aforo al caudal del río. Aquí, el legendario Mundo describe un amplio meandro antes de entrar a la espaciosa vega de Talubia. Desde la ermita se contemplan las casitas blanqueadas salpicando los feraces y bien cuidados "bancales". Cercan el paraje cadenas montañosas resguardándolo de los vientos fríos, por lo que también se denomina como "la hoya de Talubia".

 

  

  

  

  

  

 

 

 

 

Los Majales y el Pantano de Talave

 

 

Talubia termina en "el Chueco" y aquí se estrecha el valle bajo altas rocas y el río se arropa de un arbusto característico de esta zona: "el taraís".

Forman estos, hasta el Talave, auténticas selvas de entrelazados troncos y finísima hoja.

 

En los majales, las aguas, ya estancadas por el pantano, ofrecen al visitante un sosiego donde "se palpa el silencio" sólo roto por el trino de algún pajarillo o el zambullirse de algún pez. Hasta el muro de contención del Talave (al que se accede por carretera aparte) el caudal se aumenta considerablemente con la aportación de las aguas del río Tajo, trasvasadas aquí por la cuenca del Segura por medio de unas endiabladas y rapidísimas rampas.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Como en otros pueblos de nuestra comarca, el casco viejo de la villa presenta un trazado de estrechas callejas de indudable tradición morisca donde aún perduran algunos rincones de notable sabor popular.

 

 

MUSEO ETNOLÓGICO PARROQUIAL


Todo el pasado histórico, se documenta en las piezas existentes en la Colección-Museo, creada en la Parroquia de Santiago de esta villa, en el año 1972, que se encuentra cronológicamente en tres espacios.

 

La primera de las salas está dedicada a la arqueología local y nos muestra las extraordinarias piezas del Tesoro de los Infiernos. Otros espacios, dedicados al arte sacro, se inician en el s. VI, con el Ungüentario de la influencia bizantina, y continúan con las colecciones escultóricas y pictóricas junto a documentos desde la conquista de la Villa por la Orden de Santiago en el año 1242.

 

SALA I (LOS OFICIOS)

 

En esta nueva sección del museo se muestran tres telares, de los siglos XVIII y XIX, así como diferentes tejidos realizados con ellos.

 

Esta industria artesanal está documentada en Liétor desde tiempos muy antiguos, y así, en la citada colección de Los Infiernos, encontramos tijeras, un templen de telar y diferentes agujas para pleita.

 

La industria del esparto como producto autóctono, daba nombre a la "Hispania Espartina" romana, la encontramos representada en un banco de alpargatero, agujas y otros utensilios relacionados con esta fibra y el cáñamo.

 

SALA II (LA VIVIENDA TRADICIONAL)

LA COCINA

 

Es el espacio de convivencia familiar en torno al fuego del hogar. De este lugar destacan los elementos de la alfarería popular del siglo XVIII, haciendo notar el paralelismo de estos con la colección islámica denominada "del Corralón".

 

Ligado a ello la pervivencia en Liétor de una gastronomía autóctona, que destaca por los postres con su exquisita miel.

 

EL DORMITORIO

 

Es el lugar íntimo de la casa, en esta zona aparecen las arcas, donde se guardaba lo más valioso, además de la ropa, el catre de cordellete tan citado en testamentos antiguos junto a la cuna del bebé y los elementos de aseo personal, cuyos antecedentes islámicos también se contienen en los ungüentarios y peines de la colección del s. X.

 

Este recogido espacio era el lugar donde se manifestaba la religiosidad familiar: benditeras, imágenes o cuadros de santo de mayor devoción eran muestra de ello. Toda una religiosidad popular heredada de aquellos "dioses manes" pre-cristianos.

 

LA CUADRA

 

Lugar donde se depositaban los variadísimos utensilios relacionados con la agricultura y ganadería, actividades fundamentales en el mundo rural de antaño.

 

Aquí el paralelismo con los utensilios del ajuar andalusí es palpable: almocafres, azadones, hoces, hachas  y azuelas, trabas, bocados, ... y hasta la cartera de miel.

 

Vemos reflejado aquí una vez más el esparto como fibra más común para la confección de toda clase de recipiente y utensilios.

 

SALA III (EL CONCEJO)

 

El concejo es la máxima expresión social y administrativa de la villa e integra durante siglos al individuo con la colectividad.

 

Tenía múltiples funciones, en relación con los objetos que aquí exponemos, caben destacar la elección de sus componentes mediante el sistema de bombos de encantaramiento y posteriormente urnas electorales para elegir dos alcaldes, uno por el estado noble y otro por el estado llano, el aislamiento de la milicia, con la talla de soldados, vigilancia de las transacciones comerciales para evitar el fraude por medio de las medidas oficiales y del personaje público del "fiel medidor".

 

Finalmente se muestran armas que eran controladas por los Regidores de la Villa que imponían su autoridad a través de los alguaciles. También confiscaban armas a delincuentes. Así destaca en la colección una navaja del célebre bandolero "El Roche".

 

  

 

 

 

 

 

En la parte de la "Villa" o barrio morisco, tres balcones se asoman al valle, a 100 metros de altura sobre el río. Se contemplan desde ellos las construcciones árabes de feraces huertas aterrazadas.

 

 

Situada en la Plaza Diputación, es un interesante espacio público que rememora los antiguos teatros romanos.

En este espacio se celebran los festejos taurinos de las fiestas de agosto y numerosos actos culturales durante el verano (encuentros de bandas, danzas internacionales, danzas tradicionales, ...).